En Caravaca de la Cruz, una pequeña ciudad murciana de 30.000 habitantes, la historia del yute se remonta a más de 500 años atrás.
Esta localidad es considerada la cuna mundial del esparto y desde hace siglos se ha utilizado este material para la fabricación de objetos cotidianos, como cestas, esteras y otros productos artesanales. El yute, una fibra vegetal resistente y durable, fue introducido en la región en el siglo XVII para la fabricación de cuerdas y otros elementos marítimos.
A mediados del siglo XIX, con el desarrollo del ferrocarril, se intensificó la producción de yute en Caravaca de la Cruz. La ciudad se convirtió en uno de los principales centros productores de yute en España y, a partir de entonces, esta fibra vegetal empezó a utilizarse para la fabricación de sacos, alfombras, moquetas y otros productos textiles.
Con el tiempo, la producción de yute en la región se ha diversificado y ha dado lugar a una industria textil muy importante. En la actualidad, las empresas de la región fabrican una amplia variedad de productos, desde esparteñas y alpargatas hasta bolsos, cinturones y otros accesorios de moda.
La asociación Calzia, creada en 2016, es un ejemplo de la importancia del yute en Caravaca de la Cruz. Esta organización agrupa a varias empresas textiles de la región y tiene como objetivo promover la innovación y la sostenibilidad en el sector textil del yute.
Gracias a la calidad de los productos y a la creatividad de los diseñadores locales, las empresas de la región han logrado atraer a grandes marcas de moda internacionales como Armani, Gucci, Prada, Ralph Lauren, Versace, entre otras, que fabrican sus espadrilles y otros productos en Caravaca de la Cruz.
En definitiva, la historia del yute en Caravaca de la Cruz es un ejemplo de cómo una fibra vegetal tradicional ha evolucionado a lo largo de los siglos para dar lugar a una industria textil de vanguardia. Además, la apuesta por la innovación y la sostenibilidad hacen que esta industria tenga un gran potencial de cara al futuro.